La Imagen a través de las redes sociales; la experiencia como consumo y sus micro-historias.
Software Element, orgullosamente presenta el primer Sistema Operativo de Inteligencia Artificial. Una entidad intuitiva que te escucha, te entiende y te conoce. No es solo un sistema artificial, es una conciencia.
Her, escrita y dirigida por Spike Jonze.
A lo largo de la historia, la comunicación ha sido uno de los elementos fundamentales que se ha ligado al desarrollo de la sociedad, desde un punto de vista económico, político, social, entre muchos otros. Estos adelantos se han caracterizado por un predominio de la tecnologización de la técnica y la comunicación entre individuos. El primero, y más importante de ellos –bajo una visión occidental– es la elaboración de la imprenta. Herramienta relacionada inmanentemente con la democratización y masificación de la palabra. Este invento, ha tenido variadas modificaciones en relación a su eficacia comunicacional, por ende, características como: rapidez, instantaneidad y bajos costos productivos, han sido una tónica para ésta.
El segundo hito fundamental para el desarrollo de la comunicación, fueron los inventos llevados a cabo para fijar las imágenes en un soporte. Técnica que posteriormente la encontraríamos en la fotografía. Las primeras cámaras fotográficas poseían valores altísimos y dificultades técnicas en sus manejos, dichos procesos estaban enfocados en un sector minoritario que lograba financiar este aparato o que podía pagar por algún retrato. Este panorama se desarrolló desde 1826 hasta 1920, año en que se perfeccionó una cámara fotográfica de menor formato, y que a pesar de sus altos costos, ya no exigía una dependencia a la obtención de una fotografía tan extrema como antes. Justamente el hito que elimina la dependencia absoluta en relación al fotógrafo, y que logra una democratización de gran impacto, fue el fotomatón moderno exhibido en 1925 [1.Máquina fotográfica que por la suma de un dólar realiza la toma de dos o más fotografías en secuencia.]. Este adelanto irrumpe en la vida social modificando la relación que el hombre había tenido con la imagen, generándose una democratización y autonomía del manejo –tanto del aparato, como del producto o imagen–. Posteriormente a la invención del fotomatón, se logra obtener la autonomía completa de la cámara fotográfica, existiendo la posibilidad de adquirir dispositivos a un menor costo. La empresa más importante para dicho desarrollo fue KODAK, quien pretendía que todos los individuos del mundo contaran con una cámara fotográfica, además de la posibilidad de revelar a bajo costo dichas imágenes.

IMAGEN 1: Anatole Josepho, inventor del fotomatón, con una de sus máquinas (finales de los años veinte)
Luego de ambas guerras mundiales, el auge económico que comenzó a tener Estados Unidos y los primeros acercamientos al capitalismo que actualmente conocemos, la imagen fotográfica ya se encontraría en manos de un gran porcentaje de la población. Siendo empleada como una herramienta de comunicación a través de la sobre explotación de la publicidad y los medios masivos.
El gran impacto de la fotografía, o más bien de la imagen, conlleva como condición inherente el carácter social o colectivo en torno al mensaje transmitido, y junto a ello, una persistente unilateralidad (Debord, 1995), es decir: el afiche, la televisión o el cine, tenían una variedad amplia de receptores, pero que se encontraban –comúnmente– imposibilitados a participar de este diálogo. Por lo mismo, esta comunicación frustrada decanta en la alienación del sujeto (Debord, 1995). El que se encuentra sumergido en un sinnúmero de imágenes efímeras, prácticamente vaciadas de sentido no permitiendo diálogo alguno, principalmente porque la única forma de dialogar con el mundo era a través de la representación de éste, generando un nuevo tipo de experiencia visual. La imagen comienza a tener el mismo impacto que el discurso crítico que utilizaba Debord, donde dichos postulados comenzaron a ser palpados por la sociedad, reaccionando frente a ella. Uno de los sucesos más significativos a este carácter crítico que comenzó a incidir en la sociedad, fue el mayo francés de 1968 [2. En el año 2015 desarrollé una investigación y curatoría titulada Atelier Populaire; una propuesta de reactualización del extinto taller. Aquí se abordó la relación entre los contextos de producción y la elaboración de obras allí generadas. Ver en: http://www.sebastianvalenzuela.com/atelier-populaire]. Hito en que la sociedad francesa –específicamente los jóvenes– participó en incontables revueltas, en el cual uno de sus estandartes de lucha, fue contra la sociedad de consumo y la prensa.
El movimiento de 1968 fue precedido por un periodo que se había iniciado en la década de los cincuenta, de crecimiento-económico, del pleno empleo y cierta prosperidad. Se vivía en una sociedad de «la abundancia y del consumo», pero reinaba un malestar difuso, un vacío existencial que algunos intelectuales empezaron a captar, y que más tarde la juventud empezó a denunciar; además, la clase media se sentía frustrada y exigía una mayor participación en la vida pública del país, una mejor distribución de la riqueza y de las responsabilidades. (Revueltas, Andrea.1998: p.128)
Tanto el mayo francés, como variados movimientos alrededor del globo, comenzaron a desplazar la visión del consumo de los objetos e imágenes a través de los mass media, hacia experiencias vividas en nuevos dispositivos. Como ya sabemos, los sistemas económicos, políticos y sociales que han estado en juego, poseen un carácter dúctil sin igual, el cual es capaz de modificar su apariencia en pro de continuar manteniendo su posición firme y estoica y de dominio a través de los nuevos medios. En otras palabras, podríamos decir que el control ya no se caracteriza por el control-represión o mandato, sino que más bien, en el control [de los] estímulos. (Foucault, Michael. 1980: p 105)
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Desde el surgimiento de la internet, ésta prioriza en transformarse en un nuevo medio de comunicación, mejorando progresivamente el diálogo y la búsqueda de información, lo cual permitió una sistematización de procesos que actualmente podríamos denominar como instantaneidad. Con el tiempo, este diálogo entre usuario-máquina, comenzó a adoptar nuevas relaciones cada vez más amigables, develando así un mundo más cercano y manejable por el usuario, perdiendo aparentemente esta unilateralidad predominante –de la cual nos hablaba Debord–, y que ahora se podría entablar una aparente reestructuración del sujeto, interesándose por la experiencia vivida a través de dichos dispositivos, generando un supuesto diálogo con la interfaz.
El suceso más importante en la web ha sido la creación, utilización y masificación de las redes sociales. La gran mayoría de estas, se caracterizan por la utilización de la imagen fotográfica a modo de identificación personal y la incorporación de textos como complemento del image (Brea, 2010) –elementos que históricamente han ampliado el rol clave del carácter semiótico de la comunicación–. En el caso de la fotografía, su obscenidad y masividad ha sido fundamental para la eficacia y buena aceptación de estos medios. Pero no solamente ha afectado a la interacción misma usuario-red, sino que además; el aspecto formal de la toma, el soporte, encuadre o sus dimensiones. Por lo mismo, a través de estas imágenes, podemos inferir el marcado carácter estético que predomina en la sociedad actual (Michaud, 2007) y cómo éste conforma identidades particulares de la idiosincrasia, e incluso de las formas de conocimiento (Berger y Luckman, 1986). Las cuales, son susceptibles de ser escrutadas por la comunidad de identidades particulares que deambulan a través de la red, estableciéndose así, una suerte de vitrina social.
Tal como dice Michaud, Berger y Luckman, actualmente podríamos definir nuestro carácter estético e identitario, como un mundo no sólo de bienes y servicios, sino que de nuevas experiencias, en este caso, mediante la virtualidad de las imágenes de las redes sociales. Éstas, se caracterizan por emplear métodos flexibles y homogéneos, en que el usuario opera desde una supuesta libertad virtual, o como decía Baudrillard:
Cada uno de nosotros se ve prometido a los mandos de una máquina hipotética, aislado en posición de perfecta soberanía, a infinita distancia de su universo original, es decir, en la exacta posición del cosmonauta en su burbuja, en un estado de ingravidez que le obliga a un vuelo orbital perpetuo, y a mantener una velocidad suficiente en el vacío so pena de acabar estrellándose contra su planeta originario (Baudrillard, J. 2001: p 12)
Esta noción expuesta por el autor, puede ser ejemplificada en la totalidad de las redes sociales, las cuales se presentan como estructuras libres, con objetivos benéficos para la comunicación, amparadas en entregar eficacia, instantaneidad y cercanía con sus usuarios, quienes tienen la posibilidad de plantear y generar un relato particular, construido a través de la serie de signos establecidos por la misma arquitectura del sitio. A simple vista suena coherente y benéfica la generación de redes destinadas a la inmediatez comunicacional, pero al insertarse en ellas, es posible ir develando el aparato disciplinante y condicionador que controla y manipula un nuevo sistema de producción.
Estas redes presentan a los usuarios como creadores, consumidores y espectadores, que a pesar de ensimismarse en este espacio virtual y sentirse hiperconectados, caen dentro de una lógica reduccionista en torno a su propia identidad, limitando y mediando su ser a través de la pantalla y las redes. Todos estas características desencadenan una sociedad homogénea, disciplinada, clasificada y amparada bajo estas nuevas tendencias de relaciones y experiencias.
La principal experiencia que entregan estas redes es la omnipresencia en torno a los otros miembros de la red. Cada uno de los participantes se expone a la observación consensuada y aleatoria, fabricando efectos homogéneos de poder (Foucault, 2005) de cualquiera de sus miembros. O sea, podríamos denominarlo como un constante juego de miradas, en que posiblemente el espacio virtual sea construido a partir de esa observación, generando productos consumibles y amparados a tópicos efímeros y reactualizables.
Uno de los términos analogable a este observador omnisciente, es el panóptico de Bentham, expuesto por Foucault en una de sus teorías que devela las estrategias de control y disciplina en la sociedad. El panóptico es un dispositivo arquitectónico disciplinario, construido para albergar presos, locos o cualquier individuo que deba ser controlado y corregido. Éste consta con una construcción en forma circular, la cual estaba dividida por pequeñas celdas para cada individuo. En el centro de este círculo, se encuentra una torre, y en ella, existe una cantidad indefinida de personas que vigilan en su totalidad las celdas. Este dispositivo en su esencia, se caracteriza por una observación poco clara desde el punto de vista del observado, ya que jamás podía estar consciente si era o no mirado, es decir, éste se regía por esa posible incertidumbre. Actitud que provoca un condicionamiento eficaz, frente al encarcelado; ya que este actúa constantemente como si lo estuvieran observando, garantizando el funcionamiento automático del poder. Por lo mismo, esta estructura disciplinar se caracteriza por no “recurrir a medios de fuerza para obligar al condenado a la buena conducta, el loco a la tranquilidad, el obrero al trabajo, el escolar a la aplicación” (Foucault, 2005: p 206).
Al igual que el panóptico de Bentham expuesto por Foucault, la estructura arquitectónica del sitio de Facebook, ha tenido variadas modificaciones, donde cada una de ellas ha avanzado para transformase en un medio apto para el juego de miradas (Imagen 3). Cada usuario de la red posee un elemento de visualización principal, el cual lo identifica y gestiona para ser reconocido por otros. En la barra lateral del sitio, se encuentran variadas casillas donde aparecen los nombres de otros usuarios conectados y, arriba de esta, otra ventana que nos informa sobre cualquier actividad ejercida en dicho espacio virtual. A partir de ellos, más la suscripción de los usuarios y la interactividad global, surge una visión panóptica y totalitaria. Cada uno de sus usuarios tiene la capacidad de observar las construcciones y elaboraciones de su entorno, por lo tanto la plataforma invita a ser partícipe del voyerismo social, siendo uno mismo –cada usuario– observado, clasificado y encriptado como un dígito para el consumo inmediato.
Cada modificación realizada en las plataformas, está pensada para acrecentar diariamente las visitas, junto a ello se utilizan una serie de estrategias que desencadenan una atmósfera de ansiedad (Brea, 2010) generando una mayor interactividad y por ende un mayor consumo de “experiencias” en la plataforma.
Uno de los elementos permanentes que surgen a través de esta ansiedad de elevar el rating virtual, es la fotografía. Esta se caracteriza por ser elaborada o proyectada para ser consumida, por lo tanto podríamos denominarla como una imagen pornográfica (Gubern, 2005). A raíz de que el consumo de ciertas imágenes va mutando constantemente, la producción de esta imágenes cambia de igual forma. No existen micro mundos evidentes, sino que más bien, la masa de ellas produce que se eliminen o velen aquellas posibles diferencias.
Junto a la variedad y cantidad de imágenes emitidas por estos medios, se une la constante necesidad de existir. Dentro de la red podemos ver la obsesión por demostrar nuestra existencia (Baudrillard, 2001). Un gran porcentaje de la población virtual que participa en estas redes, confecciona o distribuye cientos de imágenes diariamente, un análogo a la antigua pintura del grafiti, el cual se caracterizaba por cumplir una labor similar al mensaje en la comunicación. Tanto la imágenes como el grafiti, piden a gritos un receptor. Pero la multiplicidad, nos produce una imagen plana donde no existe mirada, “para que exista mirada, es preciso que un objeto se vele y se desvele, desaparezca a cada instante; por ello la mirada presenta una especie de oscilación” (Baudrillard, 2001: p 75). En variados casos de imágenes nos encontramos con; temáticas, ángulos de toma, encuadres, colores muy característicos y símiles entre ellos, que dependen de cuestiones del mainstream más que proposiciones personales; es decir, la producción de estas imágenes puede llegar a perder la libertad con el objetivo de ser aceptadas y consumidas por otro.
Dentro de las teorías del consumo expuestas por Debord y Baudrillard nos encontramos constantemente con el excesivo fetichismo en torno a la mercancía. » Éste es el principio del fetichismo de la mercancía, la dominación de la sociedad por “cosas suprasensibles aunque sensibles” que se cumple de modo absoluto en el espectáculo, donde el mundo sensible se encuentra reemplazado por una selección de imágenes que existe por encima de él y que al mismo tiempo se ha hecho reconocer como lo sensible por excelencia.» (Debord, 1998: pp 51-52).
En el caso de las redes sociales, la mercancía es pura virtualidad, la imagen transparente sin porosidades, sin densidad en forma ni fondo, y si existiera por casualidad una imagen que posee características reflexivas, se pierde dentro de la infinidades de vínculos e hiper-redes existentes. Uno de los cambios más importantes dentro de la era de las nuevas tecnologías, es justamente la naturalización de la imagen (Brea, 2010). Ésta se encuentra en nuestro paisaje cotidiano, no nos sorprende ya que intuimos el contenido de ella. Para ello, Brea nos propone:
Si añadimos la determinante importancia política que conlleva la propia presencia de esos nuevos dispositivos y <<máquinas de la visión>> en la redefinición del tejido social de la convivencia ciudadana, favoreciendo el establecimiento de nuevas dinámicas de enorme alcance político en cuanto a las relaciones de poder, control, ordenación y gobernanza de lo social, resultaría poco menos que imposible incurrir en sobrevaloración del impacto y la importancia que todo ello posee (Brea, 2010: p 115).
Estos dispositivos o máquinas de la visión modifican el tejido social a través de la progresiva tecnologización, cada dispositivo que permite el ingreso a las redes sociales se re-actualiza, generando una serie de estrategias perceptuales para producir una navegación manejable y cercana, permitiendo a simple vista la denominada estrategia democratizante y autónoma, entregando al usuario mayor manejo en la construcción de su propio relato, pero a su vez, continuando con una estandarización disciplinante que es impuesta subterfugiamente por la interfaz. A raíz de ello, podemos incluso confrontar aquel panorama con la crisis de la historia o fin de la misma, que nos propuso Fukuyama (1988), la cual, en otras palabras, apela a la eliminación o supresión del relato general, promoviendo el surgimiento o proliferación de las micro-historias. En este caso, dichas micro-historias serían cada una de aquellas ventanas de Facebook, que plantean un relato singular sobre cada sujeto. Por ende, el grado de intimismo y predominancia del yo (Sibila, 2008), es considerado como el espectáculo que predomina en el proceso de consumo de estas plataformas o redes sociales.
Tal como mencionamos, la creación de un perfil en Facebook, puede ser un análogo al surgimiento de las microhistorias, y a la vez, a la misma pérdida de un macrorelato dominante. Ambos “pertenece[n] a la categoría de <<escrito discursivo>>, de manera tal que cuando el elemento ficcional está obviamente presente en ella, la historia deja de ser historia y se convierte en un genero bastardo” (White, 2003: p 111). Precisamente en el caso de Facebook, la red social se plantea como una línea de tiempo o time line donde aparece la “biografía” del usuario; construcción biográfica segmentada y dirigida, por ende, totalmente ficticia.
La proliferación de estas micro historias, develan además el carácter intimista y, la primacía del sujeto como ser individual, el cual, demanda a gritos una lectura a través de la serie de signos que éste presenta en el molde arquitectónico de las redes sociales. Tanto, este tipo de redes, como el panorama de consumo de experiencias que hemos planteado, han desencadenado esta excesiva importancia por las vidas personales de los individuos, encontrando en ellas, nuevos materiales de transacciones. Un ejemplo de ello es el surgimiento de nuevas plataformas sociales que funcionan como ventanas al mundo intimo de los sujetos, quienes mediante fotografías retratan o capturan la supuesta realidad que diariamente vivencian. Esta red de la cual hablamos, es Instagram. Plataforma social que además de ser una de tantas vías donde transitan imágenes, también las genera a través de las mismas cámaras incorporadas en los dispositivos móviles. Junto a ello, esta aplicación instauró la modificación de las proporciones fotográficas, rescatando el carácter cuadrado de cámaras obsoletas, como polaroid u otras de mediano formato. Tanto ésta, como las nuevas posibilidades que nos entregan los dispositivos móviles Smartphone, han dispuesto nuevos mecanismos, que al igual que el fotomatón, nos entrega nuevas posibilidades de registro. En este caso especifico, los dispositivos móviles cuentan con cámaras delanteras y traseras. Característica esencial donde el dispositivo funciona a la vez como espejo, observandonos a nosotros mismos y, a la vez, proyectando dicha imagen al exterior a través de cada una de las redes. Como se puede observar, dichas modificaciones del dispositivo, nos generan y proponen tener nuevas experiencias con ellos, observando y reconociendo sus capacidades, poniendo en jaque cuales podrían ser nuestras habilidades ”creativas” en y con ellas.
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El fugaz recorrido de este texto, intenta rescatar variados cambios tecnológicos, y como estos son evidenciados a través de modificaciones perceptuales e identitarias dentro de la sociedad, la cual aún se encuentra caracterizada por una extrema unilateralidad del dialogo, donde los sujetos se comunican con la pantalla y no a través de ella. Esta única posibilidad de dialogo ha sido construida a través de cada uno de los adelantos, los cuales, históricamente han servido de forma parasitaria a los medios de consumos y sistemas económicos predominantes. Pero ¿Qué hacer frente a todo este panorama? Lo ideal, es reconocer las herramientas y dispositivos de construcción social, con el objetivo de determinar con ellas y no que ellas determinen con sus usuarios. Estos últimos años, dicho panorama, se ha visto intervenido por creaciones y prestaciones a través de las redes sociales, en las cuales se ha intenta modificar sencillamente las estructuras expuestas.
En el caso de la Imagen 5, observamos la aplicación Instasize, herramienta que subvierte el estándar cuadrado que entregaba Instagram, confeccionando imágenes nuevamente rectangulares, creando bordes blancos que evidencian un cierto rasgo emancipativo a la aplicación que aloja dichas imágenes; por otro lado, en la Imagen 5 encontramos como diferentes usuarios “juegan” y modifican las posibilidades arquitectónicas que el sitio de Facebook alberga, en este caso, confeccionando un efecto óptico.
Ambas imágenes han sido creadas en y desde las plataformas. Integrándose en ellas pero, proponiendo además, una nueva observación. El problema que inmediatamente surge, es que para ambos casos, se crean nuevas aplicaciones para confeccionar dichas emancipaciones estructurales. Esto, nos devela como rápidamente todo comienza a ser cooptado, acotándose las posibilidades emancipativas o incluso desistiendo de ellas. Por lo mismo, me gustaría retomar la cita del comienzo de este escrito, donde un panorama tan desalentador como el que hemos descrito, retoma paradójicamente una extrema tecnologización, proponiéndonos un Software con inteligencia artificial, intuitivo, que nos escuche, entienda y conozca.
Como hemos podido ver, cada vez que nos desalentamos, pendularmente [3.En este caso particular, el término pendular es referido a la oscilación de pertenencia o rechazo a los sistemas económicos, políticos o sociales predominantes] los sistemas técnicos, tecnológicos y económicos se encargar de encantarnos. En este caso, el film de Spike Jonze nos propone un software que lograría superar nuestros propios deseos, cumpliendo y satisfaciéndonos antes de que se generen nuestras propias demandas. Software Element, sería la etapa culmine del consumo, en donde las transacciones serían totalmente individualizadas y accionadas desde el puro placer y deseo, los individuos emplearían la pantalla como proyecciones restituidas, produciendo una (in)satisfacción constante.
Referencias Bibliográficas.
– Baudrillard, J ( 2001) El otro por sí mismo, Barcelona: Editorial Anagrama.
– Baudrillard, J (2009) La Sociedad de Consumo, Madrid: Editorial Siglo XXI.
– Berger y Luckman (1986) La Construcción Social de la realidad, Buenos Aires: Editorial Amorrortu.
– Brea, J,L (2010) Las tres eras de la imagen, Madrid: Editorial Akal.
– Burke, P (2001) Visto y no visto, Barcelona: Editorial Biblioteca de Bolsillo.
– Debord, G (1995) La sociedad del espectáculo, Santiago: Ediciones Naufragio.
– Foucault, M (1979) Microfísica Del Poder, Madrid: Las Ediciones de La Piqueta.
– Foucault, M (2005) Vigilar y Castigar, Buenos Aires: Editorial Siglo Veintiuno.
– Fukuyama, F (1988) ¿El fin de la historia?, en Revista The National Interest
– Gubern, R (2005) La Imagen Pornográfica y otras perversiones ópticas, Barcelona: Editorial
Anagrama
– Michaud, Yves (2007) El Arte en Estado Gaseoso, México DF: Fondo de Cultura Económica.
– Rancière, J (2010) El Espectador emancipado, Buenos Aires: Bordes Manantial.
– Rojas, S (2011) El des-encuentro del cuerpo en la representación, en La intensidad del
acontecimiento, escrituras y relatos en torno a la performance en Chile, Santiago: Ediciones.
Departamento de Artes Visuales, Universidad de Chile.
– White, H (2003) El texto histórico como artefacto literario, Barcelona: Editorial Paidós.
Muy buen texto, gracias!
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Hola Arturo, muchas gracias por tu comentario, Saludos.
Estará disponible en pdf para imprmir, muy interesante el aporte, se agradece mucho. un abrazo.
Muchas gracias por tu Comentario Marcelo, Te escribiré a tu correo y te enviaré el documento.
Saludos.
MUY INTERESANTE EL ARTICULO. DE A POCO, ESTOY DEJANDO DE SUBESTIMAR A LA REDES SOCIALES. POR EL CONTRARIO, LES ESTOY DANDO UN LUGAR QUE ANTES NO TENÍAN TANTO EN MI VIDA PARTICULAR, COMO EN LA PROFESIONAL.
Sebastián, Serias tan amable de enviármela por correo?. Muchas gracias. Julia